Mirando atrás los artículos redactados por mi en esta web, me he fijado que muchas de las herramientas o técnicas de las he he hablado nos proporcionan la posibilidad de generar o crear interesantes texturas. He hablado en muchas ocasiones de la generación de texturas porque son un recurso fantástico que podemos aplicar en cualquier momento sea cual sea nuestra forma de trabajar o sea cual sea nuestra técnica gráfica ideal. Soy muy pesado con las texturas.
Hoy a lo mejor me pongo un poco teórico, pero me gustaría hablar un poco más de este recurso con el que, personalmente, me encuentro muy a gusto. Desde un punto de vista práctico entiendo dos formas para trabajar las texturas en ilustración:
- Texturas encontradas: son aquellas que se generan de manera espontánea o las que se han generado expresamente pero que se utilizarán más adelante. Se hacen sin saber para qué se van a utilizar. El momento de crear estas texturas no suele ser el mismo momento del diseño de la ilustración. Por ejemplo cuando uso texturas creadas a través de monotipos como cuando hice la ilustración para el texto «Texturas analógicas para ilustraciones analógicas».
- Texturas buscadas: son aquellas que se diseñan expresamente para un trabajo de ilustración concreto y hay una intención pensada en cuanto a formas, densidad, técnica, colores, etc. Es el caso de las ilustraciones que hice para el artículo «Dibujar con cuchilla, colorear sin pintura» para las que pensé el tipo de textura que quería para un determinado fin.
En el caso de trabajar con lo que yo llamo texturas encontradas, el proceso de trabajo es más creativo y abierto ya que, de entre nuestra colección de texturas y papeles recortados vamos a sacar material para trabajar. Yo tengo una carpeta llena de recortes que tengo delante cada vez que me pongo a trabajar por si acaso me viene bien alguna textura que he generado en otro momento. Cuando trabajamos con texturas buscadas el proceso es diferente ya que hay una intencionalidad pensada y hay detrás un proceso de diseño por el cual se emplea una determinada textura por un motivo concreto más allá de criterios estéticos.
A nivel teórico no han sido demasiados los autores que han estudiado la textura. Desde el punto de vista de la Teoría de la Imagen la textura es considerada un «elemento morfológico superficial y por ello normalmente asociado al color y en ocasiones al plano» (Villafañe, 2002). Este autor indica que la textura tiene cualidades táctiles y cualidades ópticas que, en definitiva, son las que nos interesan desde el punto de vista de la ilustración. Con respecto a esta acepción de la textura Wucius Wong (2005) indica distintas técnicas que se pueden emplear para producir texturas visuales. Haré mía esa clasificación a continuación y os muestro algunos ejemplos:
A través del dibujo o pintura. Se trata de una textura generada a partir de una mayor o menor densidad de manchas o pigmentos creando una superficie uniforme, como por ejemplo con el grafito tal y como comenté en «10 cosas que un ilustrador puede hacer con un lápiz (la 6.ª te volverá loco)», con pinceles y cualquier tipo de pintura o con un simple bolígrafo (Aquí os remito también a «Herramientas (y usos) poco comunes. Hoy: el bolígrafo BIC… y una propuesta final»).
A través de la impresión, copia o frotado. Tal vez aquí entremos ya en un tipo de textura más expresiva. Podemos ver el caso del trabajo con monotipos, técnica de la que hablé en «Texturas analógicas para ilustraciones digitales». Se trata, por ejemplo, de una transferencia de texturas a partir de una matriz intermedia. Aquí también entran todas las texturas que se pueden generar a través de la estampación y sobre esto he escrito «Estampación con rotuladores» y «Estampaciones a bajo coste».
A través de la vaporización, derrame o volcado. En este caso sería a través de difusores o aerógrafos con pintura líquida, aquí (como en los anteriores) hay un gran filón para la experimentación. Escribí un texto aquí sobre el tema «Acuarelas líquidas: una práctica con aerógrafo». Podemos buscar cualquier tipo de difusor o volcar la tinta sobre papel y moverlo…
A través del manchado o teñido. Se podría tintar todo un papel para trabajar a partir de la textura visual generada. También se pueden generar manchas como por ejemplo con tinta china y un cepillo de dientes.
Ahumado o quemado. No es una técnica que yo haya usado pero entiendo que se pueden conseguir manchas de quemado en ciertas superficies.
Raspado o rascado. Se puede raspar una superficie que ya esté pintada para conseguir texturas interesantes. Se me viene a la cabeza la técnica del esgrafiado y a la ilustradora Olga de Dios que emplea esta técnica en algunas de sus ilustraciones hechas con ceras.
Procesos fotográficos. Si trabajáramos con técnicas fotográficas hay interesantes técnicas para trabajar la textura jugando con el grano de la película, el tipo de papel para el positivado, solarizaciones, sandwiches, fotogramas, etc, etc. (aprovecho y os muestro algunas imágenes de mi pasado como fotógrafo).
Desde un punto de vista técnico, a la hora de pasar las texturas a un trabajo de ilustración generalmente tendríamos tres fórmulas. Una sería aplicar la textura directamente en el trabajo, empleando cualquiera de los métodos vistos. Otro método sería el collage (que es el que más uso yo). En este caso hacemos la textura aparte y después recortamos y pegamos en la ilustración.
Y otra fórmula sería la misma que la anterior pero en su versión digital, donde aplicaríamos la textura en el ordenador.
Os recomiendo que recopiléis texturas. Si estáis trabajando con gouache, acuarela o acrílicos, antes de limpiar los pinceles manchad o limpiarlos sobre papeles y dejad texturas. Más adelante las podréis usar. Manchad o cread texturas con monotipos, por ejemplo, que salen muchas y de muchos tipos. Yo cuando tengo texturas las escaneo y las guardo en formato digital para poder usarlas más adelante y los papeles los guardo para vete tú a saber para qué.
Bibliografía citada o de referencia:
- Dondis, D.A. (2007). La sintaxis de la imagen. Introducción al alfabeto visual. Barcelona: Ed. Gustavo Gili.
- Villafañe, J. (2002). Introducción a la Teoría de la Imagen. Madrid: Ediciones Pirámide.
- Wong. W (2005). Fundamentos del diseño. Barcelona. Ed. Gustavo Gili.
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