Dalí en el país de las maravillas

En el verano de 1994, en varias ciudades de Europa, hubo exposiciones itinerantes de Salvador Dalí. En las calles mágicas de Brujas me enamoré de una de las esculturas de Dalí. Era una joven saltando a la comba, cuyo pelo y manos estaban conformadas por hojas y flores y al ver el detalle se veía que la cara y el cuello eran troncos y ramas que se plantaban en el torso de la joven a través de unas raíces. A su costado no faltaba uno de los bastones del artista. La escultura era Alicia en el país de las maravillas, concebida por Dalí en 1977 y ejecutada por primera vez en 1984.

¿Qué tiene que ver Dalí con Alicia en el país de las maravillas? En 1969, Dalí recibió la comisión de Random House de ilustrar el famoso libro de Lewis Carroll, para conmemorar los 100 años de la primera edición en francés. Sabemos que el país de las maravillas de Carroll es un mundo mágico lleno de contradicciones, donde nada tiene sentido o más bien, está lleno de reglas que sólo tiene sentido allí. En definitiva se trata de un mundo surrealista, del cual uno de los máximos exponentes fue Salvador Dalí. Se ha considerado que el libro de Carroll tuvo una fuerte influencia en el movimiento surrealista. Según Lapidarium Notes André Breton ha indicado que Carroll fue un importante maestro de los surrealistas, pues logra contrastar el “orden poético” con la locura del racionalismo.

Las ilustraciones de Dalí para el libro son 12 heliograbados de acuarelas con “remarques” para cada uno de los capítulos y 1 aguafuerte firmado que aparece en el frontispicio. En el aguafuerte aparece Alicia saltando a la comba y parece un boceto de la escultura que años después crearía Dalí. Alicia se convierte en ese símbolo, una joven saltando a la comba y en el resto de las ilustraciones aparece ella o su símbolo.

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Según Renée Riese Hubert “Dalí no quiso hacer la traducción de un texto literario a otro medio, sino que su intención fue proveer de una experiencia complementaria y, de esa forma, por lo menos de manera implícita, rechazó las representaciones miméticas de (Sir John) Tenniel”.

Las ilustraciones son una locura de color y formas que sugieren más que detallan. Son muy expresivas y libres, muy diferentes al surrealismo típico de Dalí que se puede observar en sus cuadros. En ningún momento define completamente a los personajes o la actividad relativa al capítulo que se ilustra. Tratar de encontrar los elementos del texto o detectar elementos ajenos a él puede ser un juego muy entretenido y estimulan la curiosidad del lector. Además, es un estilo totalmente diferente a las ilustraciones que estamos acostumbrados a ver relacionadas a este libro. Muestran un mundo onírico etéreo, aunque intenso en color y experiencia. A mi parecer son preciosas.

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Investigar sobre las ilustraciones de Dalí ha sido todo un descubrimiento, debido a que Dalí no sólo ilustró Alicia en el país de las maravillas, ilustró también Don Quijote en 1946, los ensayos de Montaigne 1947, Romeo y Julieta in 1975, y recibió el encargo del gobierno italiano de ilustrar la Divina Comedia en 1957. Curiosamente, son libros de los escritores más relevantes de la lengua castellana, inglesa e italiana, tarea grande en muchos sentidos. Es todo un desafío, que toca los fundamentos de la literatura moderna occidental y no parece ser una coincidencia. También recibió el encargo de un coleccionista privado para ilustrar la biblia, en su edición de Jerusalén. Habrá que repasar esas ilustraciones, debido a que parece cambiar de registro cuando ilustra, manteniendo un estilo más fresco, menos exacto.

Adicionalmente, Dalí hizo un ejercicio curioso sobre ilustraciones realizadas por François Desprez para Los sueños caprichosos de Pantagruel de Rabelais; Jean Granville para Las Fábulas de La Fontaine; y el español Francisco de Goya para Los Caprichos. El proceso que siguió fue copiar las ilustraciones y las personalizó, generando su propia versión y por lo tanto su propia crítica.

A pesar de lo mencionado anteriormente, el término ‘Ilustrador’ no se asocia a Dalí en los libros que tratan de su obra, siempre son muchos otros: pintor, escultor, escritor, diseñador, cineasta, decorador, etc. Yo diría que no solo Dalí era un ilustrador, sino que disfrutaba del ejercicio de la ilustración y el hecho de narrar, como demostró en toda su obra. Siempre quiso contar su versión del cuento.

Bibliografía:

20 junio, 2018

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Ilustraciones by Gaia Stella

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