Habrán notado una gran cantidad de libros ilustrados últimamente sobre la ruptura de estereotipos, y más concretamente sobre una batalla en los estereotipos de los colores para niños y niñas.
Creo que los estereotipos es una cuestión que siempre me ha preocupado. Últimamente, interesándome por la simbología y la psicología de los cuentos, estoy preocupado por un riesgo mucho mayor. El riesgo de perder el significado de un símbolo por un afán en emitir señales de virtud.
Los símbolos y arquetipos tienen un origen y un porqué y antes de hacer la quema de algún símbolo conviene entender bien su origen, saber de dónde viene y lo que es más importante; Tener cuidado a la hora de sustituir una supuesta tiranía con una visión negacionista, es decir, con otra tiranía.
He hecho muchos talleres con niños muy pequeños, de 3-4 años, limpios de cualquier intención que los adultos quieran imponer. Las niñas tienden a elegir, si hay varias opciones, el rosa, el rojo, el violeta (en general , diría el 70 -80%) . Los niños tienden a elegir otros colores como color principal. La verdadera libertad no será fácil para un niño después de los 4 años, sabe que se tiene que adaptar a una sociedad que lo mira y lo juzga y en esa lucha interna entre su psique y su persona deberá decidir su destino con los adultos proyectando todos sus defectos ideológicos sobre ellos.
El color rojo es tan interesante e importante para los seres humanos que no habrá ingeniería social posible para quitar su origen de nuestro ADN. Su relación con la sexualidad es muy evidente, pero vamos a otra cuestión paralela que también es importante.
La percepción del rojo es una coevolución entre plantas y animales. Esa simbiosis se debe sobre todo a la fruta y la verdura. Los frutales necesitan esparcir sus semillas madurando sus frutas y los hombres y otros animales necesitan ese alimento , la dulcificación no fue suficiente y en su inteligencia ancestral las plantas fueron desarrollando un método de coloración para ser vista entre tanto verde. Otros colores como el lavanda, naranjas, violetas o marrones también se desarrollaron en las frutas, el componente de coloración es un pigmento antioxidante llamado Lycopeno.
Los humanos y otros animales desarrollaron también su vista para percibir mejor ese color rojo y reconocerlo entre el verde , también para hacerlo más irresistible y más saturado en sus ojos. No creo que sea un escándalo afirmar que ancestralmente la parte fundamental en la recolección de frutas la ejercían sobre todo las mujeres y no es ninguna casualidad que las mujeres distingan mucho mejor los colores que los hombres. Las mujeres saben diferenciar mucho mejor las diferentes tonalidades de rojo.
Para que no se malinterpreten mis palabras. Cuando hay una transformación profunda basada en un suceso biologico y ese símbolo se encapsula en nuestra cultura no se queda la biologia, sino que se transforma en significado e interpretación. Es decir, un simbolo deja de ser biologicamente femenino para ser simbólicamente femenino.
El rojo está más asociado al “anima” , es decir, a la parte femenina de cada persona , sea mujer u hombre.
A mi me parece bastante evidente que el rojo es un color ánima, un color simbólicamente más femenino que masculino, como es simbólicamente femenina la naturaleza o lo es la agricultura o la fertilidad o el amor o la belleza. También me parece bastante aceptable que el rosa, que es un rojo sin fuerza, un rojo con blanco, sea simbólicamente más infantil que un rojo sangre.
Adelante con toda la libertad del mundo para creadores y estilistas, pero que nadie crea que cuando una niña elige el rosa sobre el azul lo está haciendo exclusivamente porque le han lavado el cerebro, que hay toda una industria que está conspirando para imponer un standard. Más bien sucede el contrario. Ha habido una demanda y se ha creado una necesidad . Esa oferta en un mundo tan mercantilizado se “barroquiza” en modo exagerado. Pero hay que tratar de entender el origen , no imponer una visión negacionista.
La batalla de la imposición de colores es una batalla absurda, no tiene ningún sentido afrontarla desde la ideología. Cada niño tiene una parte masculina y otra femenina y se revela a ellos de una manera indiscriminada y desigual, no habrá dos niños iguales.
Solamente aquellos que ven el mundo de manera literal y no a través de símbolos abiertos tratan de imponer su esquema mental. Dicho todo esto, queridos autores, hagan sus libros como les dé la gana.
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